miércoles, 12 de diciembre de 2012


Adiós, tía Tula

jueves 06 de diciembre de 2012 Carlos Francisco ‘Chico’ Changmarín inició su camino de vuelta a la madre tierra ayer en Panamá a los 90 años, aunque los años para este político, escritor y maestro contaron por dos. Figura clave de la izquierda y de la cultura popular panameña, Changmarín deja un tremendo legado escrito y vital.Por Paco Gómez Nadal / Varias fuentes


Recordaba el periodista Modesto Tuñón hace un par de años que, cuando conoció a Chnagmarín “ya le precedía su fama de escritor, músico, pintor y político. Ya había enfrentado al sistema y su discurso, incendiado las conciencias revolucionarias. También supo aguantar los rigores de la cárcel por sus ideas y recién regresaba del destierro en Chile”.
Yo tampoco puedo olvidar las horas que pasé con él en el patio arbolado de su casa de Santiago de Veraguas, allá por 2009. Me recibió advirtiendo que estaba fatigado y que no me dedicaría mucho tiempo. Al final, gastamos cuatro horas en palabras, recuerdos y análisis certeros de la realidad de Panamá. Sus décimas, sus escritos y su conocimiento de las luchas revolucionarias del Istmo -tan injustamente tratadas en la historia ‘oficial’ de las izquierdas latinoamericanas- se me antojaron un patrimonio intangible de esos que a la Unesco le deberían preocupar más que las fiestas que tanto prodigaba. Lograba este hombre ser un intelectual popular o un campasino ilustrado, en todo caso, un rebelde anclado a las raíces de su pueblo y de sus gentes: esa especie tan esquiva en estos tiempos de (post) modernidad.
nos días después del encuentro, el 7 de febrero, Chico recibía el homenaje de El Perote de las Musas –encuentro poético, musical- en la comunidad de Santo Domingo y me dio la sensación de que estar ahí, entre su gente campesina, le hacía más ilusión que cualquier medalla elegante entregada en Ciudad de Panamá.
Hoy, cuando se escriben textos recordando a Changmarín, se habla más del poeta o decimero que del revolucionario. No me parece casualidad.

Una historia de lucha
Carlos Francisco Changmarín nació en el caserío de Los Leones, en Santiago de Veraguas, el 26 de febrero de 1922. Su trayectoria de maestro es dilatada, pero tanto esa tarea como la de escritor siempre corrieron parejas a su labor revolucionaria.
Fue director del periódico del Partido del Pueblo, en el que militó, y uno de los padres de la llamada “prensa chica de Veraguas”, tan grande como para ser el bastión de denuncia y de formación en una provincia que, como él mismo me decía, “estaba hundida en el feudalismo más feroz”. Allí, sin embargo, se cocinó el germen de un movimiento popular poderosos, que puso en marcha losasentamientos campesinos y diferentes formas de resistencia.
Changmarín supo de la represión y la persecución. Fue víctima de la ley anticomunista de 1953 que retiró de la enseñanza a personajes como Chico, Hugo Víctor o César de León.
Luego de un viaje a China, el gobierno de turno lo sancionó a cumplir mil días de cárcel por supuesto contrabando, al introducir un video sobre la guerra bacteriológica que Estados Unidos hacía en Corea. Pasó 4 años y medio tras las rejas, un año en la cárcel de Chitré después del golpe militar de 1968, y fue exiliado político en Chile.
Es recordado por muchas cosas. Por sus Cartas a tía Tula, columna que publicaba en el diario Crítica, desde mediados de la década del 70 hasta la invasión norteamericana a Panamá en diciembre de 1989, y luego en el diario El Universal (1998). Fue esa la tribuna desde la que defendió el proceso del general Omar Torrijos o la firma de los tratados sobre el Canal de Panamá.

El jinete Changmarín
Escribe Aristides Ureña Ramos un hermoso cuento titulado El Triángulo de las Brujas de Veraguas. Y en él se describe el nacimiento de tres jinetes y un arcángel que t”endrán el oscuro privilegio de conocer el secreto de la separación del rojo del achote, tendrán que recoger las tonadas, los sonidos de los manglares, el canto de los borrigueros y los Alambiques donde se construyen los colores de las mariposas”.
Carlos Francisco Chnagmarín era el primero de esos jinetes, el más anciano, el más sabio. “Atravesará los llanos sin ser visto, no sabremos cuando nació, tiene apariencia oriental, como un chino, y es por esto que se piensa que provenga de una oscura dinastía de sabios chinos. Pero a él las brujas lo crearon para perseguir un fin: recoger toda la tradición popular (cantos, tonadas, versos etc,) la honestidad social será el don que le darán y cuando lo pida para los demás será desterrado muchas veces; lo privarán de la libertad, ya que es hombre de locuaz sabiduría, será longevo como las tortugas de coiba. Viene del Lejano Oriente”.
El resto de Jinetes serían Adriano Herrerabarría (maestro y pintos veragüense), Danield Richards de la Peña (pintor) y el propio Ureña Ramos (artista plástico).

Changmarín obtuvo en vida varios premios ‘Ricardo Miró’, un premio especial del concurso ‘Rubén Martínez Villena’ y una medalla ‘‘Víctor Jara’’ de la Central de Trabajadores de Cuba.

Entre sus obras figuran Socabón (décimas para cantar, 1959), Punto e’ Llanto (poesía), Dos poemas (1963), Faragual (1960), Poemas corporales (poesía), Versos del pueblo (décimas 1972), Versos para entrar al Canal (1979), Las tonadas y los cuentos de la cigarra (poesía 1987), En ese pueblo no se mataba a nadie (novela 1992), El gallo de las horas (poesía 1995), Cantadera (décimas 1995), Noche buena mala (novela 1995), Las mentiras encantadas (cuentos, 1997), La muñeca de tusa. Poesía para niñas y niños (2001), Cuentos para matar el estrés (2002), o Las gracias y desgracias de Chico Perico (2005). Su novela Guerrillero transparente, sobre Victoriano Lorenzo, fue traducida al ruso bajo el nombre de El general de cristal. Changmarín dijo al respecto de este libro clave en su obra: “El título de ‘transparente’ se debe a que considero que fue uno de los pocos istmeños históricos que no se entregó ni al imperialismo naciente, ni a la oligarquía. Pensé hacer una novela para jóvenes; la poca crítica que se le ha hecho es para decir que se politizó y se enfatizó el mensaje. No sé..., tal vez porque no lo envolví en una trama amorosa, ni descubrí algunos momentos de sus relaciones sexuales (moda actual). Otros consideraron que era una obra de testimonio. Pero tales testimonios no pudieron ser porque entonces, cuando escribí la obrita, los testigos todos habían muerto hacía añales".
Belisario Rodríguez Garibaldo, en un estudio sobre la relación entre los intelectuales y la conformación de la opinión pública en Panamá escribe: “Carlos Francisco Changmarín será respetado siempre como un escritor revolucionario, nacionalista, un ‘poeta del pueblo’, que a su vez ha de ser inmortalizado por sus décimas patrióticas de carácter folclóricas, que han sido cantadas en varias generaciones de panameños, así como por su contribución a las letras nacionales, y por su papel en la columna periodística, ‘Cartas a Tula’, que marcan un hito informativo en esta etapa difícil de nuestra historia”.
Por eso este leve recuerdo del político, periodista, maestro, escritor y pintor veragüense puede terminar con una de sus décimas, publicada el 19 de diciembre de 1989, día previo a la invasión estadounidense a Panamá. Tiene ese tono popular, jocoso, campesino, que él utilizaba y la incluyó en su columna Cartas a la Tía Tula atribuyéndosela a su alter ego Restituto Peje:
“El Yanqui en esta agresión,
con una pérfida diablura
va de la hedionda basura
hasta el cerro Patacón.
De pronto cambia el timón
y arma su tambor de luna
desatando una a una
su cruel guerra de rapiña
y hasta una pobre niña
recibió el plomo en su cuna”.

Tomado del bloggg http://otramerica.com/personajes/adios-tia-tula-muere-carlos-francisco-changmarin/2671