jueves, 15 de febrero de 2018

Cantaba en televisión

Cantaba en televisión
un sapo con una ardita,
y una garza muy flaquita
que tocaba un guitarrón.
No sonaba bien el son
ni el verso que se cantaba,
de en cuando anunciaba
el chivo algún comercial;
iba la cosa bien mal,
y a la gente no gustaba.


Pasaron una novela
sobre la caguama astuta,
y la zorra prostituta,
y el tigrillo prendevela.
Tío conejo calavera
trampeaba con todo mundo
con su fe de vagabundo
el amor hacía a las dos
y en esto le daba tos,
y pasaban los segundos.



Dio el mono su noticiero
de la UPI y de la Apé;
luego brindaron el té
con el tío oso hormiguero.
El mono que es novelero
como siempre exageraba,
cada noticia que daba
para engañar a la gente,
y así los televidentes
el tiempo ruin se gastaban.


El chivo, en esto fatal,
daba su manida lata,
y también metía la pata
con un nuevo comercial.
Si esto va así hasta el final,
según el dueño lo manda,
mejor dejo esta parranda
de mala televisión;
dijo el loro, en su función,
porque es puro propaganda.

Agosto de 1978. Libro Cantadera.


Un Ruiseñor en mi casa



Cada día de mañanita,
antes de salir el sol
en la punta de un farol
hay una voz que palpita.
De pronto se hace clarita
sobre la brisa que pasa,
la canción que se desplaza
de un pájaro que no veo,
y repite su gorjeo
un ruiseñor en mi casa.


Pájaro despertador,
como sol en mi ventana,
cumple su misión temprana
con ahinco y con honor.
Cristalino ruiseñor
que silba su melodía
con la profunda maestría
de un maestro violinista,
este consumado artista
que abre la puerta del día.

Pájaro de blanca pata,
y de pintado plumaje
tiene su claro cordaje
un timbre de fina plata.
Cuando su canto desata
cada nuevo amanecer
se ve las luces crecer
como una sinfonía,
y se desparrama el día
sobre su verde taller.

Pájaro de sol y mañana
que marcan cada segundo,
reloj de grito profundo
amarrado a mi ventana.
Yo tengo en el panorama
de la vida un ruiseñor
que con su canto de amor, 
me despierta cada día, 
cuando el alba todavía
no ha abierto su resplandor.

Libro Cantaderas, 1995