A Eneida...
Ocho de marzo es el día
de las mujeres del mundo;
un sentimiento profundo
llena de aire de alegría.
No hay canto, no hay melodía
para poder alabar
la misión, que al transitar
cumple la noble mujer,
del alba al anochecer
de su vida, sin renunciar.
La mujer está en la tierra
como una flor que restalla;
la mujer en la batalla
contra el afán de la guerra.
No desmaya, no se aterra
en las grandes desventuras,
ella llena la hermosura
cada pedazo de vida...
La patria comprometida
en la mujer se asegura.
Su voz en la escuela está,
en la fábrica, su mano;
en la tierra siembra el grano,
y hasta el espacio se va.
Su gestión conquistará
la cumbre más empinada
y la paz será ganada,
por fin en el universo,
en la cadencia de un verso,
la mujer será cantada.
El pueblo no quiere ver
su bandera hipotecada.
En esta dura jornada
tiene un puesto la mujer.
La tierra no puede ser
por más tiempo encadenada,
ni la mujer separada
de aquella lucha de enero,
irá con el pueblo entero
por la patria liberada.