miércoles, 26 de febrero de 2020

Mi canto tiene un color. Changmarin


Mi canto tiene un color.
por mi pueblo conocido;
un olor que yo he exprimido
de la planta y de la flor.
Un tono que da el ardor
de los hombres en faena,
color que desencadena
el crepúsculo profundo,
de los poetas del mundo
y de mi tierra morena.

Mi canto tiene un sabor
de la tierra fundamental,
sabe a dulce, sabe a sal,
sabe a hierro y sabe a flor.
Mi canto, como el sudor
es el fruto de mi trabajo,
de la gente de allá abajo,
que guarda la tradición,
tiene el gusto del rincón,
del arroz, y del tasajo.

Mi canto tiene el olor
de la caracucha lila,
y del botón que perfila
una rosa en su fulgor;
de la enredadera en flor
del profundo jazminero,
del cafeto, el limonero
con sus esencias de azahar;
del clavel al reventar,
o de la cigua de febrero.

Mi canto tiene la altura
del sol hacia el medio día,
y tiene la melodía
de la luna en las honduras.
Y de las estrellas puras,
tiene toda la distancia
de la noche su fragancia
con sus galaxias profundas.
Entre nieblas vagabundas
es mi verso la esperanza.

CHANGMARÍN
22 enero 1979.