viernes, 24 de mayo de 2013

Poema: Vieja Maestra




Poema realizado en 1954 
durante su detención en la Cárcel Modelo 

A la Maestra Beatriz de Cabal.



Dónde están sus palabras de azucenas,
la raspadura de oro de su voz…
Su gesto, mariposa; su paciencia…
Su corazón, rosal…
Los girasoles de su risa…
  Vieja Maestra, ¿dónde están, dónde están?

Dígame su palabra, una palabra.
Écheme, siquiera, su regaño de merengue.
Adviértame: Niño…
así tan dulcemente
como para no herir las consonantes.
Tal como lo decía para el verano
en un verde salón, ya muy distante.

Porque sus oraciones hacen falta
a la hora en que ahorcan los crepúsculos
en los garfios protervos de la cárcel…

Sí…
yo tuve una maestra buena.
Que me hablaba de Bécquer y Espronceda,
allá en las verdes mañanas de mi pueblo.
Por los ventanales entreabrían
las veraneras sus pomos de rubíes
y entraba un cielo azul, como Darío,
en la hamaca del viento campesino.

Su voz, plata azulita,
desvanecía entre lánguidas canciones
al son luminiscente, apagadito,
de un coro cercano que moría.

Era para la vida,
para la dulce vida,
cuando pensamos que no existía la muerte.
Entre bosques de cedros y macanos
y mil caminos corrían tras los crepúsculos;
de soles sabaneros y amarillos,
con sombreros pintados en la frente,
cabalgando fantásticos potrillos,
sobre el lomo dorado de las horas.

Para entonces creíamos en los textos,
en la historia familiar, la geografía,
en las palabras buenas,
las promesas de amor,
en brillantes sustantivos
de “igualdad, libertad, fraternidad”
Y suponíamos que el mundo era de rosa,
de panela y de pan,
la gente buena,
el tiempo de oro,
el cielo azul:
¡La tierra nuestra…
que felicidad!

¿Dónde, por qué jardines otoñales,
estaba usted Maestra, amada?
entre gigantes, girasoles y geranios
que no viene a esperanzar mi vida…
Y a decirle un verso de Espronceda
a este su alumno normalista,
que fracasaba en gramática española.

¡Pero vino el encuentro con la vida!
¿Dónde están sus palabras de azucena
 Vieja Maestra?
¿Dónde mis compañeros de corbata?
¿Dónde mis compañeras de canciones?
¿Dónde Julia, Eneida, Luisa, Lola, José, Daniel,
Horacio?(ya muerto entre claveles).

Porque sus palabras hacen falta,
aquí donde, crispados mis cabellos,
entre el sonoro acero de la cárcel,
miro navegar la astronomía,
de las noches solemnes de mi patria.