La avispa
Cárcel de Chitré, lunes 29 septiembre de 1969, 9.30 p.m.
A mi celda
llegó una
avispa
pequeña como un
verso,
con su traje amarillo
de rayitas doradas.
Tal vez, alguien
le dijo
que los domingos
me traían las flores,
y anduvo por allí
entre las rosas.
Yo la amé
y se quedó
mirando.
escribió no sé
qué amenaza
con su vuelo
y se fue
como tantas
otras cosas
que me dejan.
Pero volvió otro
día.
Estaba yo,
pero no habían
las flores.
Vino a rondar
y a preguntarse
cosas
de mi presidio,
y mis ideas marxistas,
del humanismo
proletario,
y del socialismo.
de la vida y de
la muerte,
y de las flores,
y de su congo y
su miel
y los barrotes...
y la razón de esa
pena,
una entrevista
en fin…
De mis chércheres
saqué un poco
de miel,
la unté en la
palma de mi mano izquierda,
y así posó la
avispa
varias veces.
Alzaba el vuelo
y se perdía
para volver de
nuevo
el mismo punto.
Al fin,
la avispa
de la mano
saltó de júbilo
a mi boca,
me dio con su
aguijón
un beso ardiente
y me dijo: -“gracias,
camarada”…