viernes, 28 de marzo de 2025

Es de azúcar la mujer

 
Es de azúcar la mujer,
es de miel y es de sal,
tiene del bien y del mal
en su perfumado ser.
Jamás se puede saber
a fondo su realidad,
si es que sirve a la maldad,
o nos da buenaventura,
si es fruto de la diablura
o fruto de la santidad.
 
La mujer es transparente
como el carácter del día;
pero también es sombría
como la noche creciente.
Es suave cuando se siente
como un capullo de rosa,
pero también es rasposa
según como deba actuar,
pues sabe también pelear
y es temible y peligrosa.
 
No es débil sino muy fuerte,
no se rinde ante el dolor,
y le sobra más valor
a la hora de la muerte.
Tiene a veces mala suerte
por las rutas de la vida,
anda con el alma herida
pero en eso se levanta,
y a veces batalla y canta
cuando su polluelo anida.
 
Como la abeja en su casa
tiene por dentro la miel,
que a veces transforma en hiel
y la amargura traspasa.
Pero la mujer rebasa
al mismo sol en belleza,
a la luna en su pureza,
a la tierra en producción,
y le sobra corazón
en su extendida grandeza.