De tu boca pequeñita
tus palabras hecha miel,
florecen como el clavel,
en las blancas mañanitas
Tienes el suave rocío
del monte con
su fragancia,
y la silvestre
elegancia
de la roza en
el bajío.
Creciste cerca
del río,
sencilla, pobre
y bonita,
y no hay jardín
que compita,
con tu risa
desplegada,
ni con la flor
sonrosada
De tu boca
pequeñita.
Cante el pueblo
en tu saloma,
y la tierra en
tu sonrisa,
y en tus
quejidos, la brisa,
y el vuelo de
la paloma.
Boca que al
besar aroma,
maravilloso
vergel,
y rodando el
cascabel
del amor se
vuelve llanto,
y ruedan de
canto a canto,
tus palabras
hecha miel.
Boca de tuna
encendida,
que el pájaro
no ha picado,
botón de rosa
empapado
por goteras
fugitivas.
Brasa de luz
primitiva,
que enciende
rojo corcel,
y que
jineteando en él,
mi corazón
desbarata.
Y las chispas de
escarlata
florecen como
el clavel.
Guarda tu boca
tan pura,
morena como la
espiga.
En donde el
amor prosiga
su destino de
hermosura,
Que no llegue
la amargura,
a secar tu voz
dulcita,
ni la miseria
maldita,
a matar tu
inspiración.
Que florezcas,
corazón
en las blancas
mañanitas.